lunes, 9 de enero de 2012

LA OPORTUNIDAD DE SER

La oportunidad de Ser, se llama Ya. Húndete corazón, en tu deseo celeste, húndete como
las raíces de los árboles lo hacen en la tierra que deberá sostenerlos, y afírmarte todo
entero en la oración.
Ora al caminar, ora al comer, ora primero con tu cuerpo y sentidos si tan difícil
te resulta al comienzo, elevarte tú solo y ya desnudo de Bienes mundanales hasta el
Gran Amado. Llama por este medio a la Primavera, aunque te recubran las arideces del
invierno. Precisamente, tu trabajo es ése: sembrar en la arena estéril de tu yo, las
semillas de vida. Será vano al principio, mas con cada grano muerto que no pudo ser
fruto ni raíz, irás transmutando la naturaleza de tu empecinado arenal en tierra fecunda.
Es un esfuerzo inútil, sólo en apariencia. Ya verás cómo cambia su esterilidad
transformando cada parte suya en terrón propicio para tu huerto.
Estás en sombras: abrázate al pensamiento de la Luz. Caminas encadenado:
suéñate andando en libertad; te arrastras y sientes que para volar te faltan alas: vuela
entonces con las de tu aspiración espiritual!
Corazón mío, consagra tu tiempo a Dios ahora, cuando Dios, según crees, está
ausente. Llámalo de modo constante, sea tu amor la gota que horade la piedra dura de tu
yo mundano, haciendo de cada instante un Templo al Padre Nuestro que está en los
Cielos.
Poco a poco, y trabajosamente, se generan los frutos y las flores. De la nada
parecen provenir, de la sequedad y el vacío... Sin embargo, un día se alzan y embellecen
huertos y jardines. Ellos han descubierto que el momento oportuno de Ser, es el que se
dedica al trabajo... Tú obra: Dios hará lo demás. Un día, Corazón, te descubrirás
pletórico de Fe; ella será la Flor elevada en tus ramas gracias a la constancia de tus
raíces.
Dios prueba tu Amor con su ausencia. Cuando menos lo veas, estará más
presente, y se estará gestando como un niño Divino en el vientre de tu anhelo.
Por eso te digo, Corazón, que no existe eso que llamas "momento oportuno" para
dedicarte a Él; dale todo tu tiempo, y haz de cada hora, un altar Suyo.
La conquista de la Eternidad no es, en resumidas cuentas, sino una infinita suma
de minutos que se sustrajeron al tiempo, nimbándolos con la Presencia de Dios Nuestro Señor!!!!! Autora: Ada Albrecht.

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